Todos,alguna vez,hemos oído aquello de que "el otoño es una estación triste y gris".
La verdad es que yo,al menos,la he oído muchas veces,pero a no ser por el dichoso cambio de hora,(que al menos a mí,me altera mis "biorritmos",y me fastidia un montón),no es para nada cierto.
Sí lo es en el sentido de que para determinadas personas que padecemos algún tipo de "trastorno",nos puede resultar una estación más propicia para la melancolía,pero nada más.
Sí,efectivamente el otoño también tiene cosas dignas de ver;yo he tenido ocasión de comprobarlo.
Algunos paisajes que dibuja el otoño,serían dignos de ser pintados,pues sin duda,son verdaderas obras de arte de la naturaleza.Sólo hay que fijarse un poco,y por supuesto tener un mínimo de "sensibilidad",para poder apreciarlas y valorarlas.
El cambio producido en la naturaleza,en nuestro entorno,las hojas de los árboles,que van cambiando de color,yendo desde el verde al ocre,pasando antes por el anaranjado,por el amarillo.
Toda una bella gama cromática antes de desaparecer.
El efecto óptico de las praderas salpicadas por el ocre de las hojas.
El cielo...,con sus "claroscuros",las nubes que parecen tener vida propia.La luz,con su efecto velado.
El sol;que calienta sin calentar é ilumina sin iluminar;y cuando en un cielo matizado de contrastes blanco-grises,consigue atravesar el conglomerado laberíntico de las melancólicas nubes...explota en un haz de luz en medio del claroscuro,como si de una gigantesca linterna natural se tratase;como un "ojo de Dios",que todo lo ve y todo lo ilumina,resaltando los contrastes de color que la naturaleza nos brinda.Inundándolo todo de luz...,como para recordarnos que aún seguimos vivos.
Sólo hay que fijarse un poco para verlo...
¡Fíjate y lo verás...!;y después de verlo,un poco emocionado por el espectáculo natural que se muestra ante tus ojos,admitirás...
Sí;ciertamente el otoño tiene su...encanto...
(jotajota)
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